... tal vez en segundos todo puede cambiar. Y todo tu mundo, encerrado en un puño, se te puede escapar".
Decía la letra de una de las canciones de los Hombres G allá por finales de los 80.
Unas palabras que, durante estos últimos días, me han rondado por la cabeza constantemente. Y es que, como siempre nos pasa, parece que ha de ocurrir algo grave a nuestro alrededor para que nos demos cuenta de lo poco que apreciamos lo más importante que tenemos: la V I D A.
En este mundo en el que vivimos, sobretodo en el mundo occidental, inmersos en el afán consumista y en el "tengo pero quiero más" no prestamos atención a las cosas que verdaderamente importan. Os decía en este post hace poco más de un mes que este año me había propuesto disfrutar de las cosas pequeñas de cada día. Y eso he intentado hacer. Pero ahora, tras este susto con mi rey, he de intentarlo con mucho más empeño.
Me resulta frívolo pensar en qué os voy a contar en el siguiente post, mirar mis revistas de moda o ponerme a jugar con mi ropero sabiendo que, para ello, tengo que, quizá, pasar un rato sin mis hijos. Y es que ya sabéis, para mi, la familia es lo más importante.
No es la primera vez que este blog pasa por una crisis (y no será la última); mi rey tiene aún que recuperarse y no sé muy bien si tendré o no ganas de escribir por aquí.
En cualquier caso, solo quiero dar las gracias a todos los que os pasáis por aquí cada día y a los que me habéis escrito, "tuiteado y whatsappeado" preguntándome por él.
Muchas gracias a todos, de corazón.